martes, 27 de marzo de 2012



Si concebimos la religión como religión organizada, como una institución con dogmas y rituales, entonces la religión no nos sirve para llegar a Dios. Pero si por religión entendemos el camino interior hacia la divinidad, la entrega individual hacia el misterio del Ser, entonces la religión nos acerca a Dios. Sin embargo, la actitud religiosa solo es posible cuando la razón objetiva acepta su impotencia para comprender la totalidad. Cuando este acto de humilde comprensión ocurre, las ventanas de nuestra sensibilidad y nuestro intelecto se abren generosas a la presencia de Dios.

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